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Francisco Olvera y Rubén Moreira buscan votos con discursos priistas sobre seguridad, pero su historial revela complicidad y negligencia

En medio de la tensión política previa a las próximas elecciones, los ex gobernadores priístas Francisco Olvera y Rubén Moreira han desatado una estrategia desesperada, colgándose del tema de la inseguridad para ganar algunas migajas electorales; sin embargo, sus intentos podrían ser contraproducentes. En los últimos días, Olvera y...

febrero 12, 2024
Francisco Olvera y Rubén Moreira

En medio de la tensión política previa a las próximas elecciones, los ex gobernadores priístas Francisco Olvera y Rubén Moreira han desatado una estrategia desesperada, colgándose del tema de la inseguridad para ganar algunas migajas electorales; sin embargo, sus intentos podrían ser contraproducentes.

En los últimos días, Olvera y Moreira han recurrido a las redes sociales y a declaraciones públicas para criticar abiertamente a las autoridades estatales, acusándolas de ocultar cifras de inseguridad y la presencia de fosas clandestinas.

Sin embargo, estos movimientos políticos están teñidos de cinismo, pues durante sus respectivos mandatos, ambos ex gobernadores hicieron poco o nada para enfrentar de manera efectiva al crimen organizado.

Más aún, pesa sobre ellos la sospecha de complicidad y corrupción desenfrenada.

Rubén Moreira: Gestiones llenas de negligencia y corrupción

Rubén Moreira, quien está casado con Carolina Viggiano (Priista envuelta en escándalos de corrupción), ha intentado capitalizar el tema de la inseguridad en el estado para ganar simpatías políticas.

Sin embargo, durante su mandato en Coahuila, Rubén Moreira permitió que Los Zetas convirtieran al estado en un verdadero infierno, con desapariciones masivas y ejecuciones brutales.

Las cifras hablan por sí solas: miles de personas desaparecidas y un clima de terror impuesto por el crimen organizado.

Su incapacidad para contener los abusos del crimen organizado y su presunta participación en actos de corrupción los descalifican como defensores de la seguridad ciudadana.

La historia de los Moreira en Coahuila está manchada por una multimillonaria deuda financiera que supera los 40 mil millones de pesos, así como por la omisión ante la expansión del grupo criminal Los Zetas. Durante los gobiernos de Humberto y Rubén Moreira, se estima que más de mil 500 personas desaparecieron, y los homicidios violentos superaron los 6 mil.

Los Zetas convirtieron a Coahuila en un infierno, reclutando a cientos de adolescentes y sembrando el terror en pueblos enteros. Masacres como la ocurrida en Allende en 2011, donde 300 habitantes fueron asesinados y 42 desaparecieron, son testimonio de la brutalidad desatada durante el mandato de los Moreira.

Los testimonios revelan un sistema de corrupción y complicidad que permitió el saqueo del estado. Además de la violencia, la sociedad coahuilense enfrenta una monumental deuda pública, resultado del enriquecimiento ilícito de los Moreira.

Ante estos antecedentes, las críticas hacia Rubén Moreira por su postura sobre la inseguridad en Hidalgo adquieren mayor peso. Su historial como exgobernador de Coahuila cuestiona su autoridad moral para hablar sobre el tema.

Incluso, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, le recordó  a Moreira que debería reflexionar sobre su gestión en Coahuila, especialmente durante el periodo conocido como la “Docena Trágica”, marcado por altos niveles de violencia y desapariciones.

Los priístas, afirman los críticos, han demostrado poco interés en combatir la corrupción y la delincuencia organizada, lo cual podría afectar su credibilidad ante el electorado.

Rubén Moreira trae consigo un pasado marcado por la inseguridad y la corrupción, elementos que podrían influir negativamente en su intento por ganar simpatías electorales en Hidalgo. La historia, advierten sus críticos, no se olvida fácilmente.

Francisco Olvera dejó en ruina a Hidalgo

En la historia reciente de Hidalgo, Francisco Olvera emerge como una figura controvertida, marcada por un periodo de violencia y complicidad con el narcotráfico.

Recordemos que estuvo al frente de un Hidalgo destruido por la presencia de Los Zetas, uno de los carteles más sanguinarios del país.

En septiembre de 2007, el entonces Director de Seguridad Pública del Estado, Marcos Souverbille, cayó en una emboscada mortal en Ocotillos, mientras Los Zetas consolidaban su presencia en la región bajo el liderazgo de “El Lazca”. Sin embargo, mientras la violencia se desataba, Paco Olvera, Secretario de Gobierno en ese entonces, negaba la presencia de la delincuencia organizada en Hidalgo, a pesar de las evidencias palpables.

Olvera no solo ocultó la ola de ejecuciones que azotaba la región, sino que también se sospecha de su presunta complicidad con Los Zetas. Una investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) en 2010 vinculó al político con el grupo delictivo, señalándolo como receptor de 30 millones de pesos para su campaña a la alcaldía de Pachuca.

La sombra de la complicidad se alargó durante su mandato como alcalde, cuando más de cien de sus policías municipales fueron detenidos por presuntos vínculos con Los Zetas. Aunque se rumorea que Marisela Morales, entonces titular de la SEIDO, cerró el caso, evitando así el escrutinio público que podría haber dañado la carrera política de Francisco Olvera.

Incluso eventos trágicos como el enfrentamiento en Epazoyucan, Mineral de la Reforma en 2009, donde murieron doce personas, incluido el operador clave de Los Zetas en la región, pasaron desapercibidos para Olvera, quien persistía en negar la gravedad de la situación en Hidalgo.

El miedo y la violencia eran moneda corriente en la capital del estado, con sicarios acechando las calles, balaceras diurnas y enfrentamientos entre fuerzas del orden y Los Zetas. En este contexto de terror, Olvera persistía en su negación de la realidad.

Paco Olvera, hoy aspirante a diputado federal por el PRI, busca borrar su oscuro pasado. Sin embargo, los recuerdos de una época marcada por la sangre y la complicidad con el crimen organizado son difíciles de olvidar para quienes vivieron aquellos tiempos turbulentos en Hidalgo.

En resumen, los intentos de Olvera y Moreira por capitalizar la inseguridad para obtener votos son un triste recordatorio de la decadencia moral de ciertos sectores políticos. Su historial los condena, y la ciudadanía debería tener presente su pasado antes de caer en sus engaños electorales.

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Información: Expediente Ultra

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